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26 de junio de 2025 a las 09:20
Blindaje ante Washington: Protege tu cadena de valor
La reciente designación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas por parte del gobierno estadounidense ha generado una onda expansiva que va mucho más allá del ámbito político. Estamos ante un nuevo paradigma en la forma de hacer negocios, donde la diligencia debida se transforma en una herramienta crucial para la supervivencia empresarial. Ya no basta con conocer a nuestros clientes y proveedores directos; la lupa se amplía para abarcar toda la cadena de suministro, incluyendo a los proveedores de nuestros proveedores y los clientes de nuestros clientes. Ignorar esta realidad implica un riesgo colosal, que puede traducirse en sanciones económicas devastadoras, bloqueos operativos que paralizan la actividad comercial e incluso responsabilidades legales para los directivos. En esencia, estamos hablando de la viabilidad misma del negocio.
El caso de Chiquita Brands International sirve como una advertencia contundente. A pesar de ser una empresa estadounidense, la multa de 25 millones de dólares por pagos a las AUC, demostró que la justificación de "seguridad en zonas de operación" no exime de la responsabilidad de implementar protocolos rigurosos de prevención. La falta de previsión condujo a Chiquita a una profunda crisis institucional, un escenario que ninguna empresa, sin importar su tamaño o trayectoria, desea experimentar.
El ejemplo de LafargeHolcim, la cementera multinacional, refuerza la gravedad de la situación. La multa de 778 millones de dólares por financiar a grupos terroristas, incluido ISIS, para operar en Siria, deja en claro que ninguna industria es inmune a este tipo de riesgos. La presión por mantener la operatividad no puede justificar el financiamiento de organizaciones terroristas, y las consecuencias pueden ser catastróficas.
Incluso a nivel individual, las repercusiones pueden ser devastadoras. El caso del futbolista Rafael Márquez ilustra cómo la inclusión en la lista OFAC, aunque no exista una sentencia judicial, puede generar un daño reputacional irreparable y el bloqueo inmediato de activos. Márquez, sin haber sido declarado culpable, enfrentó un calvario de años para limpiar su nombre. Su experiencia nos recuerda que estar en la "cadena equivocada", incluso sin saberlo, puede comprometer nuestro futuro.
Para las empresas mexicanas, y en especial para aquellas que interactúan con el mercado estadounidense, la nueva designación implica una reingeniería urgente de sus procesos internos. El cumplimiento de la legislación nacional ya no es suficiente. Es imperativo implementar sistemas de Know Your Customer's Customer (KYCC), documentar meticulosamente los procesos de monitoreo y control de riesgos, y construir una narrativa interna y externa que sea transparente y coherente. Además, fortalecer los canales de comunicación con las autoridades y aliados estratégicos se convierte en un factor clave para operar con responsabilidad y mitigar los riesgos inherentes a este nuevo contexto.
Desde mi experiencia acompañando a instituciones financieras, tecnológicas e industriales, he constatado la importancia de una estructura de cumplimiento robusta y una comunicación estratégica, tanto interna como con las autoridades. La elaboración de mapas de riesgo reputacional y operativo, la anticipación mediante procesos bien documentados y la construcción de una narrativa coherente son elementos cruciales para contener los riesgos y salvaguardar no solo la viabilidad del negocio, sino también la estabilidad de todo el ecosistema.
En un mundo globalizado e interconectado, las decisiones políticas de un país pueden tener repercusiones inmediatas en otros. La preparación deja de ser una opción para convertirse en una responsabilidad estratégica, un imperativo para la supervivencia en un entorno cada vez más complejo y desafiante. La proactividad y la diligencia debida son, hoy más que nunca, las mejores herramientas para proteger el futuro de las empresas y la estabilidad del mercado.
Fuente: El Heraldo de México