Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Seguridad

26 de junio de 2025 a las 23:25

Adolescentes perdidos en Pantitlán, regresan a casa.

La angustia de la desaparición, ese nudo en la garganta que aprieta con la incertidumbre, se repite con demasiada frecuencia en nuestras comunidades. Dos adolescentes, apenas quince años, perdidos en la inmensidad del Centro de Transferencia Modal Pantitlán, un laberinto de rostros desconocidos y destinos cruzados. Imaginen la desorientación, el miedo que deben haber sentido estos jóvenes, lejos de casa, sin saber cómo regresar, tragados por la vorágine de la ciudad. Afortunadamente, la atenta mirada de los oficiales de la PBI de la SSC de la Ciudad de México, entrenada para detectar la vulnerabilidad en medio del caos, permitió que esta historia tuviera un final feliz.

No se trata de una simple anécdota, sino de un reflejo de una realidad preocupante: la recurrencia de menores desaparecidos. Este caso, con el eco aún fresco de la niña de once años encontrada en la Terminal de Autobuses Poniente apenas unos días antes, nos obliga a reflexionar sobre las causas que subyacen a estas situaciones. ¿Qué lleva a estos jóvenes a alejarse de sus hogares? ¿Qué factores de riesgo debemos identificar y combatir como sociedad?

La rápida actuación de las autoridades, tanto en Pantitlán como en la Terminal de Autobuses, demuestra la importancia de la coordinación y la comunicación entre las distintas instancias. La consulta de bases de datos, la atención a las denuncias ciudadanas y la colaboración con las familias son piezas clave en el engranaje de la búsqueda. Sin embargo, no podemos depender únicamente de la reacción; es imperativo fortalecer la prevención.

Debemos fomentar entornos seguros para nuestros niños y adolescentes, donde se sientan protegidos y escuchados. La educación en materia de seguridad, el diálogo abierto en el núcleo familiar y la creación de redes de apoyo comunitarias son herramientas fundamentales para prevenir estas situaciones. Es crucial que los jóvenes sepan a quién acudir en caso de sentirse en peligro o desorientados.

La tecnología también juega un papel crucial. Las redes sociales, tan presentes en la vida de los adolescentes, pueden ser un arma de doble filo. Si bien pueden ser utilizadas para difundir información sobre personas desaparecidas, también exponen a los jóvenes a riesgos como el ciberacoso o la manipulación. Es fundamental educarles en el uso responsable de estas herramientas y en la identificación de situaciones potencialmente peligrosas.

No podemos bajar la guardia. Cada caso de un menor desaparecido es una llamada de atención, un recordatorio de la fragilidad y de la importancia de la acción conjunta. La prontitud en la denuncia, sin esperar las 72 horas, es vital, ya que las primeras horas son cruciales para la localización. Recordemos que la seguridad de nuestros niños y adolescentes es una responsabilidad compartida.

Fuente: El Heraldo de México