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25 de junio de 2025 a las 09:30

Restaurantes de LA: la crisis migratoria impacta

El silencio se ha vuelto el plato principal en muchos restaurantes de Los Ángeles. Un silencio denso, pesado, que se mastica con la misma dificultad que la incertidumbre. Ya no es el bullicio de las conversaciones animadas, del tintineo de los cubiertos, del siseo de la comida en el aceite caliente. Ahora es el silencio del miedo, el que se instala en las mesas vacías y en las miradas esquivas. Josefina, dueña de un pequeño restaurante en el corazón de East LA, lo sabe bien. Sus manos, acostumbradas al trajín de la cocina, ahora se entrelazan con nerviosismo mientras relata la llegada de cartas amenazantes. Multas de 10 mil dólares por cada indocumentado que contrate. Una cifra que, para un pequeño negocio como el suyo, representa la ruina. "Es una cacería humana", susurra, con la voz quebrada por la impotencia.

Las calles, antes vibrantes de vida, ahora parecen desiertas. La gente evita salir, incluso para las compras más básicas. El miedo se ha convertido en un fantasma invisible que recorre cada esquina, que se cuela en las conversaciones susurradas y en las miradas que evitan el contacto. "La gente prefiere ya no salir, ni al súper", comenta Josefina, con la tristeza dibujada en el rostro. La amenaza de las redadas, latente como una espada de Damocles, ha paralizado a la comunidad. La promesa de la administración Trump de llevar a cabo la operación de deportación más grande de la historia pesa como una losa sobre las espaldas de miles de familias. Tres mil arrestos por día, una cifra que resuena en la mente de Josefina como una sentencia.

La historia del conocido de Josefina, detenido al llegar al trabajo después de solo tres semanas en la ciudad, no es un caso aislado. Es la cruda realidad que se repite en cada rincón de la comunidad migrante. Personas que lo dejaron todo atrás, que arriesgaron su vida para buscar un futuro mejor, ahora viven con el constante temor de ser arrancados de sus hogares, de sus trabajos, de sus familias. "Te vienes de México dejando todo. Inicias de cero, para sobrevivir. Y ahora, esto", dice Josefina, resumiendo el sentimiento de desolación que embarga a tantos.

La contribución de la comunidad migrante a la economía y la cultura local es innegable. Son los que trabajan en los campos, en los restaurantes, en las fábricas, los que construyen con sus propias manos el futuro de este país. Y ahora, se les paga con miedo, con persecución, con la amenaza constante de la deportación. El silencio en el restaurante de Josefina es el reflejo del silencio de una ciudad entera, un silencio que grita la injusticia, la desesperanza, la angustia de una comunidad que vive con el corazón en un puño. ¿Hasta cuándo?, se pregunta Josefina, con la mirada perdida en la calle vacía. Una pregunta que resuena en el aire, sin respuesta, mientras el miedo sigue cocinándose a fuego lento en el corazón de Los Ángeles.

Fuente: El Heraldo de México