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25 de junio de 2025 a las 17:25

Orden de captura contra "El Hermano" destapa autores intelectuales.

La sombra de la violencia política vuelve a cernirse sobre Colombia. El intento de asesinato del candidato presidencial Miguel Uribe Turbay ha conmocionado al país y desatado una frenética búsqueda de los responsables. Las autoridades, en una carrera contra el tiempo, han desentrañado una compleja trama que involucra a disidencias de las FARC, sicarios a sueldo y una logística meticulosamente planeada. La Pista Caquetá, como han denominado la investigación, ha arrojado luz sobre los oscuros recovecos de este atentado, revelando la participación de personajes clave y descartando hipótesis iniciales.

El velo de incertidumbre que rodeaba el caso comienza a disiparse con la identificación de William Fernando Cruz González, alias "El Hermano", como la pieza clave en la organización del ataque. Su papel, según las autoridades, fue fundamental: conseguir los vehículos, realizar el reconocimiento del lugar donde se encontraría el senador Uribe Turbay y dar las últimas instrucciones al sicario menor de edad, Juan Sebastián Rodríguez Casallas. La frialdad con la que se describe su participación estremece y nos recuerda la fragilidad de la vida en un contexto político tan polarizado.

La figura de Élder José Arteaga Hernández, alias "El Chipi", emerge como el presunto autor intelectual, conectado directamente con la Segunda Marquetalia, una disidencia de las FARC. Este vínculo con un grupo armado organizado añade una capa de complejidad al caso y plantea interrogantes sobre las motivaciones detrás del atentado. ¿Se trata de un acto de violencia política orquestado por la disidencia? ¿O existen otros intereses ocultos que aún no han salido a la luz? La Fiscal General, Luz Adriana Camargo, ha confirmado que se está investigando a fondo la conexión entre "El Chipi" y la Segunda Marquetalia, buscando respuestas que permitan comprender la magnitud de la amenaza.

La captura de "El Chipi" se ha convertido en la prioridad número uno de las autoridades. Se ha ofrecido una recompensa de 300 millones de pesos por información que conduzca a su paradero, una cifra que refleja la urgencia y la importancia que se le otorga a su detención. Mientras tanto, la investigación continúa, analizando minuciosamente las evidencias recolectadas, incluyendo ocho celulares incautados, en busca de cualquier detalle que pueda ayudar a completar el rompecabezas.

Inicialmente, se barajó la posibilidad de que el atentado fuera un acto demencial, producto de la polarización política que vive el país. Sin embargo, la Fiscal Camargo ha descartado esta hipótesis a la luz de las nuevas evidencias. La complejidad de la trama, la participación de un grupo armado organizado y la meticulosa planificación del ataque apuntan a una operación mucho más sofisticada y con motivaciones más profundas que un simple acto de fanatismo.

El estado de salud de Miguel Uribe Turbay sigue siendo delicado, mientras el país espera con ansias el desenlace de esta investigación. La incertidumbre y la tensión se palpan en el ambiente, y la sociedad colombiana exige justicia y respuestas. El futuro político del país, sin duda, se verá marcado por las consecuencias de este atentado y por la capacidad del Estado para garantizar la seguridad de sus candidatos y la transparencia en el proceso electoral. La Pista Caquetá, más que un nombre, se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia y la impunidad en Colombia.

Fuente: El Heraldo de México