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25 de junio de 2025 a las 04:20
CDMX bajo el agua: ¿Récord o realidad?
La Ciudad de México se encuentra en medio de un fenómeno meteorológico histórico. Las lluvias torrenciales de junio han roto el récord de los últimos 21 años, acumulando más de 220 millones de metros cúbicos de agua. A pesar de la magnitud de estas precipitaciones, el sistema de drenaje profundo de la capital ha demostrado su eficacia, operando sin fallas gracias a las constantes labores de mantenimiento y desazolve que se llevan a cabo. Este sistema, en coordinación con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), canaliza el flujo residual hasta el río Tula, en el estado de Hidalgo, garantizando así la capacidad de la ciudad para gestionar estas cantidades extraordinarias de agua.
Sin embargo, la batalla contra las inundaciones no se gana solo con infraestructura. La colaboración ciudadana es crucial. El principal enemigo del sistema de drenaje, y por ende, de la seguridad de todos, es la basura. Cientos de toneladas de desechos se acumulan en calles, coladeras y alcantarillas, obstruyendo el flujo del agua y provocando encharcamientos e inundaciones. El llamado a la responsabilidad ciudadana es urgente: un manejo adecuado de los residuos sólidos es fundamental para evitar consecuencias mayores. Cada botella de plástico, cada envoltorio, cada residuo que se tira a la calle, puede convertirse en un tapón que compromete el funcionamiento del sistema de drenaje y pone en riesgo a la comunidad.
Ante la persistencia del temporal de lluvias, que se prevé se extenderá hasta el jueves, las autoridades han activado en repetidas ocasiones el Plan Tlaloque y el Protocolo Metropolitano desde el Centro de Mando de Lluvias. Estas estrategias de prevención han sido clave para evitar inundaciones de gran magnitud. La coordinación entre diferentes instancias gubernamentales, como Protección Civil, Seguridad Ciudadana y Servicios Urbanos, junto con el despliegue de equipos especializados, como unidades “Hércules” y “becerros”, y equipos de bombeo móviles, permite una respuesta rápida y eficiente ante cualquier eventualidad. Estas cuadrillas, estratégicamente distribuidas en puntos críticos de la ciudad, trabajan día y noche para garantizar la seguridad de los habitantes.
Más allá de la respuesta inmediata, la Ciudad de México está apostando por un cambio de paradigma en la gestión del agua. El enfoque de “ciudad esponja” busca transformar el agua de lluvia de un problema a un recurso. Este concepto innovador se basa en la infiltración del agua en el subsuelo, recargando los acuíferos y aprovechando este recurso vital. Este año, el gobierno intervendrá 100 puntos de recarga de acuíferos, algunos de nueva creación y otros rehabilitados. Además, se impulsará la rehabilitación de las 25 plantas tratadoras existentes en la ciudad, con el objetivo de incrementar la capacidad de tratamiento y reutilización del agua. Esta estrategia permitirá que los sectores productivos utilicen agua tratada, reservando el agua potable para el consumo humano. Se trata, en definitiva, de un cambio de visión que busca respetar el ciclo natural del agua y potenciar el ciclo urbano, con una perspectiva de cuenca y sustentabilidad. La meta es construir una ciudad más resiliente, capaz de aprovechar las lluvias en lugar de sufrirlas.
Fuente: El Heraldo de México