
26 de junio de 2025 a las 02:25
Calvos en peligro: ¿Mito o realidad africana?
En las sombras de Maputo, una inquietante historia se repite. Dos asesinatos recientes han despertado el fantasma de los crímenes rituales, una práctica ancestral que se creía erradicada pero que, como una cicatriz mal curada, vuelve a abrirse en la sociedad mozambiqueña. El detalle escalofriante que une a las víctimas, hombres de mediana edad, es su calvicie. Un hecho aparentemente trivial que, sin embargo, en el oscuro mundo de la brujería, los convierte en blanco de una superstición macabra: la creencia de que la ausencia de cabello es sinónimo de riqueza.
Imaginen la angustia que se vive en los barrios más humildes de Maputo, donde la pobreza es una realidad lacerante. Cientos de hombres calvos viven ahora con el temor constante de convertirse en la próxima víctima de esta creencia irracional. La promesa de prosperidad, susurrada por brujos sin escrúpulos, alimenta la espiral de violencia, convirtiendo la calvicie en una sentencia de muerte.
La policía, a través de su vocero Inácio Dina, ha confirmado que la superstición y la cultura local son el motor de estos crímenes. Se cree que la ingestión de pociones y brebajes elaborados con los órganos de personas “ricas”, en este caso los calvos, puede transmitir su fortuna a quienes los consumen. Una lógica perversa que se arraiga en la desesperanza y la ignorancia, y que convierte a seres humanos en meros ingredientes de un ritual macabro.
La extirpación de los órganos vitales de una de las víctimas confirma la naturaleza ritual del crimen. Un acto de barbarie que nos recuerda la fragilidad de la vida humana y la persistencia de creencias oscuras que se resisten a desaparecer. La investigación policial se centra en desmantelar las redes de brujería que operan en la zona y llevar ante la justicia a los responsables de estos crímenes atroces.
Pero la tragedia no se limita a los hombres calvos. Mozambique carga con una pesada historia de violencia contra las personas con albinismo, también víctimas de rituales macabros. Sus cuerpos, considerados amuletos de buena suerte, son objeto de persecución y mutilación. Decenas de personas con albinismo han perdido la vida a manos de cazadores de fortuna, convirtiendo su condición en una condena.
La lucha contra estas prácticas requiere un esfuerzo conjunto de la sociedad, las autoridades y las organizaciones de derechos humanos. La educación, la sensibilización y la aplicación de la ley son herramientas fundamentales para erradicar la superstición y la discriminación que alimentan estos crímenes. No podemos permitir que la ignorancia y el fanatismo sigan cobrando vidas inocentes. El futuro de Mozambique depende de nuestra capacidad para construir una sociedad basada en el respeto, la tolerancia y la justicia para todos, sin importar su apariencia física o condición. Es hora de romper el silencio y alzar la voz contra la barbarie.
Fuente: El Heraldo de México