
25 de junio de 2025 a las 11:45
Abraza tu futuro digital con BBVA
La digitalización de la economía mexicana se presenta como una promesa de progreso y desarrollo, una herramienta poderosa para impulsar la inclusión financiera y el crecimiento económico. Sin embargo, este camino hacia la modernidad se encuentra con un obstáculo significativo: la resistencia de un amplio sector de la población que prefiere el anonimato de la informalidad a la integración en el sistema financiero. Este escenario, planteado por Eduardo Osuna Osuna, director general de BBVA México, nos invita a reflexionar sobre las complejidades que entraña este proceso de transformación.
La reticencia a la bancarización, según Osuna, radica en el temor a la fiscalización. Muchos individuos prefieren operar fuera del radar del sistema, perpetuando un ciclo de baja productividad, salarios precarios y escasas oportunidades. Esta realidad, desafortunadamente, limita el potencial de crecimiento individual y colectivo, frenando el desarrollo económico del país. Se crea así una paradoja: las herramientas para la digitalización están disponibles, la banca está preparada, pero una parte importante de la población se autoexcluye, perdiéndose los beneficios de la inclusión financiera.
El panorama, sin embargo, no es del todo desalentador. Osuna señala que la solución está al alcance de la mano: la digitalización integral de la economía. Esto implica un esfuerzo conjunto, una sinergia entre gobierno, autoridades, empresas y la sociedad civil para reducir drásticamente el uso del efectivo. Este es el punto crucial, la piedra angular sobre la que se construye la inclusión financiera real, con impacto a largo plazo y la capacidad de transformar la realidad económica de millones de mexicanos.
La propuesta no se limita a una simple declaración de intenciones. Herramientas como Dimo y CoDi, impulsadas en los últimos años, se presentan como piezas clave en esta estrategia de digitalización. Estas plataformas, diseñadas para facilitar las transacciones electrónicas, ofrecen una alternativa viable al efectivo, promoviendo la transparencia y la trazabilidad de las operaciones financieras. Su adopción masiva es fundamental para romper el ciclo de la informalidad y abrir las puertas a un sistema financiero más inclusivo.
El Plan México, con su enfoque en la reducción de la desigualdad y la erradicación de la pobreza, converge con esta visión de digitalización. El apoyo a las Pymes, un sector vital para la economía del país, se presenta como un eje central de esta estrategia. En este contexto, la banca juega un papel fundamental, brindando acceso a crédito y servicios financieros a estas pequeñas y medianas empresas, impulsando su crecimiento y contribuyendo a la generación de empleos. La meta es ambiciosa: aumentar el crédito a las Pymes del 12 al 30 por ciento para 2030. Un objetivo que, de alcanzarse, tendría un impacto significativo en el desarrollo económico y la inclusión financiera en México.
El camino hacia una economía digitalizada e inclusiva no está exento de desafíos. La resistencia a la formalización, arraigada en la cultura de un sector de la población, requiere un abordaje integral que combine la educación financiera, la promoción de los beneficios de la bancarización y el desarrollo de herramientas tecnológicas accesibles y fáciles de usar. El esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados es esencial para superar estas barreras y construir un futuro más próspero para todos los mexicanos. La digitalización no es solo una tendencia, es una necesidad para un país que aspira a un crecimiento sostenible e inclusivo.
Fuente: El Heraldo de México