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25 de junio de 2025 a las 02:55

Sanador viral de Puebla, ¿farsa o realidad?

La ironía no se hizo esperar. Mientras Mihaila Mircea Gabriel, el rumano que ha cautivado a Puebla con sus supuestas terapias energéticas, predicaba la sanación con el toque de sus manos, él mismo se encontraba en la sala de espera de un consultorio médico. La imagen, compartida en sus redes sociales, desató una ola de comentarios, cuestionamientos y risas entre sus seguidores. "Si cura con las manos, ¿por qué está en el médico?", se preguntaban algunos. "En casa del herrero, azadón de palo", sentenciaban otros, recordando el viejo refrán que apunta a la incongruencia de quienes no aplican en su propia vida lo que pregonan.

La publicación de Mircea Gabriel, acompañada de un texto que rezaba: "Fui por un chequeo y mientras esperaba, la gente me reconoció y dí algunas terapias. Lo bonito es que las personas me buscan con el pensamiento y de repente aparezco", no hizo más que avivar la polémica. La idea de que, mientras esperaba su turno con el doctor, él mismo "daba terapias", generó aún más incredulidad. ¿Acaso no confiaba en sus propias habilidades para sanarse? ¿Era su visita al médico una tácita admisión de las limitaciones de sus métodos?

Ante el aluvión de críticas, el supuesto curandero se vio obligado a responder. En un intento por aclarar la situación, negó ser un "curandero" en el sentido estricto de la palabra. "Jamás he dicho que curo cualquier enfermedad", afirmó, culpando a páginas web y videos que, según él, robaron su información y la manipularon para engañar a la gente. Insistió en que su trabajo se limita a "quitar dolores canalizando energía" y que respeta la labor médica, recomendando a sus pacientes que continúen con sus tratamientos tradicionales. Un discurso que, para muchos, sonó a justificación tardía y contradictoria.

La controversia en torno a la figura de Mihaila Mircea Gabriel pone de manifiesto la delgada línea que separa la fe en las terapias alternativas y la charlatanería. Mientras algunos defienden sus métodos como una forma complementaria de aliviar el dolor, otros lo acusan de aprovecharse de la vulnerabilidad de las personas que buscan una solución a sus problemas de salud. Lo cierto es que, más allá de las creencias personales, la visita de Mircea Gabriel al médico ha generado un debate necesario sobre la responsabilidad de quienes ofrecen este tipo de terapias y la importancia de no abandonar los tratamientos médicos convencionales. ¿Es posible que, en su afán por promover sus prácticas, el supuesto curandero haya olvidado la importancia de predicar con el ejemplo? La respuesta, al parecer, se encuentra en la sala de espera de un consultorio médico. Un lugar donde, irónicamente, la energía sanadora de las manos parece no ser suficiente.

Fuente: El Heraldo de México