
24 de junio de 2025 a las 09:00
Rescatados en NL, entregados en Tamaulipas
La angustia que se respiraba en el aire, espesa y pesada como una nube de tormenta, finalmente se disipó. El enfermero y las tres mujeres, secuestrados en la carretera Monterrey-Reynosa, volvieron a respirar el aire de la libertad, a sentir el calor del abrazo familiar. Un operativo conjunto, una sinfonía de fuerzas de seguridad –Fuerza Civil, Fiscalía de Nuevo León, Guardia Nacional y Sedena–, orquestó su regreso a casa. Imaginen la escena: en los límites de Nuevo León y Tamaulipas, el reencuentro, las lágrimas contenidas durante días, la explosión de alegría, el alivio inconmensurable. Familiares custodiados, protegidos por las autoridades, esperando con la esperanza aferrada al corazón, un corazón que latía al ritmo frenético de la incertidumbre.
La pesadilla comenzó en un rancho en La Unión, una comunidad enclavada en los límites de General Terán, Cadereyta y China. Allí, un grupo armado los mantuvo cautivos, privándolos de su libertad, de su vida, de su tranquilidad. Días que se convirtieron en una eternidad, marcados por el miedo y la desesperación. El viernes pasado, la liberación. Abandonados a la orilla de una carretera, como si fueran objetos desechables, como si sus vidas no tuvieran valor. Pero lo tienen, y mucho. Y por eso, la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas los recibió con los brazos abiertos, brindándoles la atención médica y psicológica necesaria para sanar las heridas, no solo físicas, sino también las profundas cicatrices emocionales que deja una experiencia tan traumática.
Este caso, sin embargo, no es un hecho aislado. La carretera Monterrey-Reynosa se ha convertido en un escenario de terror, un territorio donde la inseguridad acecha y la libertad se ve amenazada. La liberación del enfermero y las tres mujeres, junto con la de los integrantes del grupo musical Los Juniors, trajo un respiro, pero la sombra del miedo sigue presente. La Fiscalía General de Justicia de Nuevo León reporta un incremento alarmante en las privaciones ilegales de la libertad en esta carretera, especialmente en el tramo entre Cadereyta y Los Ramones. Diez casos en una sola semana, una cifra que hiela la sangre y que eleva a 58 el número total de reportes.
Mayo, según el portal de transparencia, se pintó de rojo en el calendario de la violencia. Quince privaciones ilegales de la libertad, un número que supera con creces las cifras de los meses anteriores: doce en enero, diez en febrero y ocho en abril. Una tendencia preocupante que exige una respuesta contundente por parte de las autoridades. No podemos permitir que la carretera Monterrey-Reynosa se convierta en un sinónimo de peligro, en un territorio sin ley.
¿Qué se esconde detrás de estos actos de violencia? ¿Quiénes son los responsables? ¿Qué medidas se están tomando para garantizar la seguridad de quienes transitan por esta vía? Son preguntas que exigen respuestas, preguntas que resuenan en la mente de todos, preguntas que nos interpelan como sociedad. La seguridad no es un privilegio, es un derecho fundamental. Y es nuestra responsabilidad, como ciudadanos y como autoridades, trabajar juntos para construir un futuro donde la libertad no sea un lujo, sino una realidad para todos.
Fuente: El Heraldo de México