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24 de junio de 2025 a las 09:25

Reiniciando lazos: ¿Un nuevo capítulo entre la UE e Irán?

La sombra de la intervención estadounidense se cierne una vez más sobre Oriente Medio, recordándonos la intrincada y volátil relación entre Estados Unidos e Irán. Este nuevo capítulo de tensiones, marcado por el reciente bombardeo, nos obliga a mirar atrás, a desenmarañar la compleja madeja de desencuentros que ha definido la historia de ambos países durante décadas. No se trata simplemente de un conflicto aislado, sino de la culminación de una serie de decisiones, intervenciones y malentendidos que se remontan a la Guerra Fría.

La nacionalización del petróleo iraní en 1953, orquestada por Mohammad Mosadegh, despertó los fantasmas de la injerencia extranjera y marcó un punto de inflexión en las relaciones bilaterales. La posterior intervención de la CIA, que culminó con el derrocamiento de Mosadegh, dejó una profunda cicatriz en la memoria colectiva iraní, alimentando un sentimiento anti-estadounidense que perdura hasta nuestros días. Este evento, a menudo olvidado en Occidente, es crucial para comprender la desconfianza y la hostilidad que caracterizan la postura iraní.

La Revolución Islámica de 1979 y la subsecuente crisis de los rehenes en la embajada estadounidense en Teherán agravaron aún más la situación. La imagen de los diplomáticos estadounidenses cautivos, transmitida por los medios de comunicación de todo el mundo, se convirtió en un símbolo de la impotencia americana y del creciente poderío iraní. Este episodio no solo marcó el fin del régimen del Sha, aliado incondicional de Estados Unidos, sino que también tuvo profundas repercusiones en la política interna estadounidense, contribuyendo a la derrota electoral de Jimmy Carter.

El escándalo Irán-Contras en la década de 1980, con la venta clandestina de armas a Irán para financiar a los Contras en Nicaragua, expuso la complejidad y las contradicciones de la política exterior estadounidense en la región. Esta operación secreta, que violó las leyes internacionales y socavó la credibilidad del gobierno estadounidense, demostró hasta qué punto la Guerra Fría y la lucha contra el comunismo podían distorsionar las prioridades y los principios éticos.

La guerra entre Irán e Irak (1980-1988), un conflicto devastador que dejó millones de muertos, es otro ejemplo de la intrincada dinámica regional. El apoyo estadounidense a Saddam Hussein, dictador iraquí que años más tarde se convertiría en enemigo de Washington, ilustra la volatilidad de las alianzas y la dificultad de predecir las consecuencias a largo plazo de las intervenciones militares.

Las posteriores intervenciones estadounidenses en Irak y Afganistán, tras los atentados del 11 de septiembre, generaron nuevas tensiones con Irán. La presencia militar estadounidense en países fronterizos con Irán fue percibida como una amenaza directa por Teherán, que respondió fortaleciendo su influencia en la región a través de grupos aliados como Hezbollah y Hamas.

El acuerdo nuclear de 2015, alcanzado tras años de negociaciones, representó una breve ventana de oportunidad para la distensión. Sin embargo, la decisión de Donald Trump de abandonar el acuerdo en 2018 y reimponer sanciones a Irán reavivó las tensiones y puso fin a la frágil tregua. La actual escalada de violencia es el resultado directo de esta política de máxima presión, que ha empujado a Irán a retomar su programa nuclear y a intensificar su actividad en la región.

La historia de las relaciones entre Estados Unidos e Irán es una historia de desencuentros, de oportunidades perdidas y de decisiones que han tenido consecuencias devastadoras. El reciente bombardeo es un recordatorio de la urgencia de encontrar una salida diplomática a este conflicto, antes de que la espiral de violencia se vuelva incontrolable. La búsqueda de una solución pacífica y duradera requiere un profundo entendimiento del pasado, un reconocimiento de los errores cometidos y una voluntad genuina de diálogo y compromiso por parte de todas las partes involucradas. El futuro de la región, y quizás del mundo, depende de ello.

Fuente: El Heraldo de México