
25 de junio de 2025 a las 00:40
Pequeño en coma tras brutal agresión en aeropuerto
La brutalidad del ataque ha conmocionado al mundo. Un video, propagándose como la pólvora en redes sociales, muestra la escalofriante secuencia en la que un hombre, identificado como Vladimir Vitkov, de 31 años y originario de Bielorrusia, agrede salvajemente a un niño de apenas dos años en el aeropuerto de Moscú. Las imágenes, difíciles de digerir, muestran a Vitkov simulando recoger una maleta antes de abalanzarse sobre el pequeño, levantándolo por los aires y azotándolo contra el suelo con una violencia inusitada. El impacto dejó al niño inconsciente de manera casi inmediata.
El menor, de origen iraní y quien junto a su madre había huido del conflicto con Israel buscando refugio en Rusia, se encuentra ahora luchando por su vida en un hospital moscovita. El parte médico es desolador: graves fracturas de cráneo y lesiones en la columna vertebral, un pronóstico reservado que mantiene en vilo a su madre y a una comunidad internacional horrorizada por la crueldad del acto.
La detención de Vitkov no se hizo esperar. La policía rusa, tras una rápida intervención, lo puso bajo custodia y se inició una investigación por intento de asesinato. Las autoridades no descartan que el ataque esté motivado por xenofobia y odio racial, dada la nacionalidad iraní de la víctima. Este posible móvil, de confirmarse, añadiría una capa aún más oscura a este terrible suceso, convirtiéndolo en un símbolo de la intolerancia y la violencia que lamentablemente siguen presentes en nuestra sociedad.
Las pruebas preliminares revelan un perturbador hallazgo: rastros de cannabis en la sangre de Vitkov y presunta posesión de drogas al momento del arresto. Este dato abre interrogantes sobre el estado mental del agresor y si la influencia de sustancias estupefacientes pudo haber jugado un papel en su comportamiento. Si bien este elemento no justifica de ninguna manera la atrocidad cometida, sí añade complejidad al caso y subraya la importancia de abordar el problema del consumo de drogas y sus posibles consecuencias.
La difusión del video ha generado una ola de indignación en redes sociales. Miles de usuarios han expresado su repudio al acto y su solidaridad con la madre del niño. La fragilidad de la víctima, su condición de refugiado huyendo de la guerra, y la brutalidad gratuita del ataque han tocado fibras sensibles en la opinión pública, generando un debate sobre la seguridad en los espacios públicos y la necesidad de combatir la xenofobia y el racismo.
Mientras el pequeño lucha por su vida, el mundo espera con ansias el desarrollo de la investigación y que se haga justicia. Este caso, más allá de su horror intrínseco, nos obliga a reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos y a redoblar esfuerzos para construir un mundo más seguro y tolerante para todos, especialmente para los más vulnerables. La imagen de ese niño, arrojado al suelo como un objeto, debe permanecer en nuestra memoria como un recordatorio constante de la importancia de la empatía, la compasión y el respeto por la vida humana.
Fuente: El Heraldo de México