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25 de junio de 2025 a las 00:45

Hallazgo Macabro en Sonora

La sombra de la desaparición forzada se cierne nuevamente sobre Sonora, dejando una estela de dolor e incertidumbre en la comunidad. El reciente hallazgo de un cuerpo semienterrado en una fosa séptica en la colonia La Choya, Hermosillo, ha conmocionado a la sociedad y puesto en relieve la incansable lucha de las Madres Buscadoras de Sonora, quienes, con valentía y determinación, enfrentan día a día la tragedia de la ausencia.

El descubrimiento, ocurrido el domingo 22 de junio, tras una denuncia anónima, nos confronta con la cruda realidad de la violencia que azota nuestro país. No se trata solo de un cuerpo más, sino de una vida arrebatada, de una familia destrozada y de una comunidad que clama justicia. Las prendas, el calzado, los colchones manchados de sangre y el hacha encontrados en el lugar, son mudos testigos de la brutalidad del crimen y nos interpelan como sociedad. ¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Cómo podemos permitir que estas atrocidades sigan ocurriendo?

Las palabras de Cecilia Flores Armenta, fundadora del colectivo, resuenan con fuerza: “Nadie hubiera imaginado que en una fosa séptica estuviera sepultada una persona de manera clandestina”. Esta frase, cargada de dolor e indignación, refleja la desgarradora realidad que viven las familias de los desaparecidos, quienes se ven obligadas a buscar a sus seres queridos en los lugares más inimaginables.

Mientras el mundo se preocupa por una posible tercera guerra mundial, en México libramos nuestra propia batalla contra la violencia y la impunidad. La colonia La Choya, en Hermosillo, se convierte en un escenario más de esta guerra silenciosa, donde la vida humana parece no tener valor.

La Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJES) ha asegurado el predio y ha iniciado las investigaciones correspondientes. Sin embargo, la denuncia de las Madres Buscadoras sobre el abandono por parte de las autoridades tras el hallazgo, deja al descubierto la vulnerabilidad de estas mujeres que arriesgan sus vidas en la búsqueda de la verdad. El hostigamiento que denuncian es una muestra más de la intimidación que sufren quienes se atreven a desafiar al silencio y la impunidad.

La pregunta que lanza Milagros Flores, integrante del colectivo, resuena con fuerza: "¿A quién obedecen y protegen la @Amicsonora @AMIC_SONORA @fgjesonora? ¿Por qué dejaron solas, en riesgo, a su suerte y con tanta urgencia a las familias de nuestro colectivo después del hallazgo de restos humanos en un campo de tortura y muerte? ¿Por qué?". Esta interrogante exige una respuesta inmediata por parte de las autoridades. No podemos permitir que las buscadoras, quienes realizan una labor que le corresponde al Estado, sean abandonadas a su suerte y expuestas a represalias.

La identificación del cuerpo y la posibilidad de encontrar más restos en el predio mantienen en vilo a la comunidad. La incertidumbre y la angustia se apoderan de las familias que esperan con desesperación noticias de sus seres queridos.

Es fundamental que la sociedad en su conjunto se solidarice con las Madres Buscadoras y exija justicia para las víctimas de la desaparición forzada. No podemos normalizar la violencia ni mirar hacia otro lado. La búsqueda de la verdad y la justicia es un compromiso de todos.

El compromiso de la FGJES con la búsqueda de personas desaparecidas debe traducirse en acciones concretas que garanticen la seguridad de las buscadoras y el acceso a la justicia para las víctimas. La coordinación entre las autoridades y los colectivos ciudadanos es esencial para enfrentar este flagelo que nos lastima como sociedad.

La esperanza, aunque tenue, se mantiene viva. La lucha de las Madres Buscadoras nos inspira a no claudicar en la búsqueda de la verdad y la justicia. Su valentía nos recuerda que la memoria de las víctimas no puede ser enterrada en el olvido.

Fuente: El Heraldo de México