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24 de junio de 2025 a las 18:30

Desayuno Diario: ¿Hotcakes y Café? La Verdad

Empecemos por desmitificar ese supuesto idilio matutino entre el esponjoso hotcake y la humeante taza de café. Si bien la imagen evoca confort y un dulce despertar, la realidad nutricional es un poco menos romántica. Imaginen esa esponjosidad, esa textura suave… proviene principalmente de harinas refinadas, esas mismas que nuestro cuerpo procesa rápidamente, provocando un pico de glucosa en sangre. Es como una subida repentina en una montaña rusa, emocionante al principio, pero con una bajada brusca que nos deja con antojos y una sensación de hambre poco después. Y ahí es donde entra el círculo vicioso: volvemos a buscar algo dulce, algo rápido, perpetuando un ciclo que a la larga puede tener consecuencias para nuestra salud.

El azúcar, presente tanto en la masa del hotcake como en los jarabes que lo acompañan, es el combustible de esta montaña rusa glucémica. Un exceso de azúcar no solo contribuye al aumento de peso, sino que también puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2. Nuestro páncreas trabaja horas extras para producir insulina y regular esos picos de glucosa, y con el tiempo, puede fatigarse, dando lugar a la resistencia a la insulina.

Ahora, hablemos del café. En sí mismo, el café puede ser una bebida beneficiosa, rica en antioxidantes y con la capacidad de darnos ese empujón matutino que necesitamos. Pero, ¿qué pasa cuando lo adornamos con montañas de crema batida, azúcar o esos jarabes saborizados que parecen tan inocentes? Transformamos una bebida potencialmente saludable en una bomba de calorías vacías, azúcar extra y grasas saturadas. Es como disfrazar un lobo con piel de cordero.

La clave, como en casi todo en la vida, está en el equilibrio. Disfrutar de unos hotcakes esponjosos de vez en cuando, como un capricho, no tiene por qué ser un pecado capital. El problema radica en convertirlo en un hábito diario. Nuestro cuerpo necesita un combustible diferente para funcionar de manera óptima, un combustible que le proporcione energía sostenida y los nutrientes necesarios para afrontar el día.

¿Qué alternativas tenemos? Imaginen un desayuno lleno de color y sabor: un plato de fruta fresca con yogur griego y un puñado de granola casera, unos huevos revueltos con espinacas y pan integral tostado, o incluso un smoothie verde repleto de verduras y proteínas. Opciones hay muchas, y todas ellas pueden ser igual de deliciosas y satisfactorias que esos apetecibles hotcakes.

La clave está en la planificación y en la educación nutricional. Aprender a leer las etiquetas de los alimentos, a identificar los ingredientes ocultos y a elegir opciones más saludables nos empodera para tomar decisiones conscientes sobre nuestra alimentación. No se trata de privarnos, sino de encontrar alternativas que nos permitan disfrutar de la comida sin comprometer nuestra salud. Al final, un desayuno equilibrado no solo nos proporciona energía para el día, sino que también sienta las bases para un estilo de vida más saludable y pleno.

Fuente: El Heraldo de México