
24 de junio de 2025 a las 19:05
Crimen a Miguel Uribe: La macabra trama
La sombra de la intriga se extiende sobre el caso del atentado contra Miguel Uribe Turbay, candidato presidencial, tras las recientes revelaciones que apuntan a un plan aún más siniestro: la eliminación de todos los implicados. Las declaraciones de Katerine Martínez Martínez, alias “Gabriela”, de tan solo 19 años, abren una ventana a la oscura trama que se tejió alrededor del ataque. A pesar de alegar haber sido coaccionada, sus palabras dibujan un panorama escalofriante.
Según el testimonio de Martínez, Élder José Arteaga Hernández, alias “El Costeño” o “Chipi”, el presunto líder de la célula sicarial contratada, habría orquestado un plan meticuloso para borrar cualquier rastro que los conectara con el atentado. “El Costeño”, figura central de esta macabra estrategia, pretendía silenciar a todos los participantes, convirtiéndolos en fantasmas de una operación que buscaba sepultar la verdad junto con sus vidas.
La joven “Gabriela” relató con escalofriante detalle cómo “El Costeño” le confió su plan, un plan que incluía la eliminación del conductor del vehículo utilizado y del menor de 14 años involucrado en el atentado. La frialdad con la que se planeó el asesinato de estos jóvenes, piezas aparentemente desechables en un juego de poder, conmociona e indigna a partes iguales.
“Dijeron que necesitaban acabar con la cola”, declaró Martínez, una frase que resuena con la crudeza de una realidad donde la vida humana parece no tener valor. La justificación para silenciar al conductor, Carlos Eduardo Mora González, fue aún más perturbadora. “El Costeño” lo consideraba un riesgo, un “chismoso” que podría delatar la operación. La paranoia y la desconfianza parecen haber reinado entre los conspiradores, llevándolos a planear una espiral de violencia sin precedentes.
Las autoridades, conscientes de la gravedad de la situación, han intensificado la búsqueda de “El Costeño”, ofreciendo una recompensa de 300 millones de pesos por información que conduzca a su captura. La imagen de este hombre, ahora prófugo de la justicia, se convierte en el símbolo de la impunidad que se pretende combatir. La presión sobre las autoridades es inmensa, la sociedad colombiana exige respuestas y justicia.
La confesión de “Gabriela”, aunque realizada bajo la sombra de la coacción, ha arrojado luz sobre las profundidades de este caso. La investigación continúa, con la esperanza de desentrañar todos los hilos de esta compleja trama y llevar ante la justicia a todos los responsables. El futuro del país, la confianza en las instituciones y la seguridad de sus ciudadanos dependen de la resolución de este caso que ha conmocionado a la nación. ¿Lograrán las autoridades capturar a “El Costeño” y desmantelar la red criminal que orquestó el atentado? ¿Se hará justicia para las víctimas y se prevendrán futuros actos de violencia política? El tiempo, y la eficacia de las investigaciones, tendrán la respuesta. Mientras tanto, la incertidumbre y la indignación se mantienen latentes en el corazón de Colombia.
Fuente: El Heraldo de México