
25 de junio de 2025 a las 01:10
Ayuda a Guerrero: Dona a la Costa Chica
La solidaridad se desborda en Acapulco. Un manto de esperanza se extiende desde el corazón del puerto hasta la Costa Chica de Guerrero, donde el huracán “Erick” dejó una estela de devastación en el municipio de San Nicolás. Las 43 parroquias e iglesias de la diócesis de Acapulco se han convertido en un faro de auxilio, movilizando a miles de feligreses en una impresionante campaña de recolección de víveres para las familias damnificadas. La meta: miles de despensas que lleven alivio a más de cinco mil habitantes afectados por la furia de la naturaleza.
El Padre Marco Antonio Manuel Galeana Olea, párroco de Nuestra Señora de Covadonga y encargado de la iglesia de San Judas Tadeo en el barrio de Tambuco, es uno de los rostros visibles de esta ola solidaria. Con la voz llena de convicción, explica que las parroquias se han transformado en centros de acopio, recibiendo donaciones desde la semana pasada. "Hoy es el último día de acopio en algunas parroquias, pero la ayuda sigue llegando", comenta, mientras supervisa la organización de los víveres que pronto partirán hacia San Nicolás, el municipio más golpeado por el huracán.
La imagen de voluntarios clasificando y empaquetando alimentos, ropa y artículos de higiene personal, se repite en cada parroquia. El zumbido de la actividad es constante, un testimonio del compromiso de la comunidad acapulqueña con sus hermanos de la Costa Chica. No se trata solo de entregar víveres, se trata de extender una mano amiga, de compartir un mensaje de esperanza y de recordar que, en momentos de dificultad, la unión hace la fuerza.
“Ya hemos vivido situaciones similares”, recuerda el Padre Galeana Olea, “y ahora es nuestro turno de ayudar. Esta gente nos apoyó cuando nosotros lo necesitamos, y es momento de devolver un poco de lo que nos han dado”. Sus palabras resonan con la fuerza de la reciprocidad, un valor fundamental que se fortalece en tiempos de crisis.
La lista de necesidades es extensa: arroz, frijol, aceite, papel de baño, toallas sanitarias, chiles enlatados, leche, incluso alimento para mascotas. Cada donación, por pequeña que sea, se suma a un esfuerzo colectivo que busca mitigar el sufrimiento de las familias afectadas. "Cada despensa es un símbolo de esperanza, un testimonio de la generosidad de nuestros feligreses”, afirma el Padre Galeana Olea, con la mirada puesta en el futuro.
Más allá de la ayuda material, la Iglesia Católica de Acapulco envía un mensaje de fe y aliento a los damnificados: “No están solos. Aquí estamos nosotros, junto a otros municipios de Guerrero, para apoyarlos en este momento difícil. Mantengan la fe, confíen en que pronto saldrán adelante”. Estas palabras, cargadas de espiritualidad y solidaridad, buscan sanar no solo las heridas físicas, sino también las emocionales, recordando a las víctimas del huracán que no están abandonadas, que cuentan con el apoyo de una comunidad que se une en la adversidad. La ayuda continúa llegando, y la esperanza, como una pequeña llama, se mantiene encendida en la Costa Chica.
Fuente: El Heraldo de México