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24 de junio de 2025 a las 09:30
Argentina: ¿Lista para liderar?
La presencia de Claudia Sheinbaum en la Cumbre del G7 resonó con la fuerza de un cambio de paradigma en la política exterior mexicana. No se trató simplemente de una visita protocolaria, de estrechar manos y posar para la foto oficial. Su participación significó mucho más: la ruptura definitiva con un periodo de introspección internacional y el comienzo de una nueva era de diálogo y protagonismo en el escenario global. México, después de un sexenio marcado por el repliegue, volvía a sentarse a la mesa de las grandes potencias, a alzar la voz y a participar activamente en la construcción de un nuevo orden mundial.
La invitación al G7, extendida por el primer ministro canadiense Mark Carney con el respaldo del influyente Consejo Empresarial de Canadá, no fue un gesto meramente simbólico. Representa una apuesta estratégica por la reinserción de México en el complejo tablero geopolítico, reconociendo su potencial para contribuir a los debates cruciales sobre los nuevos equilibrios económicos, energéticos y, por supuesto, geopolíticos. En un mundo cada vez más polarizado, Sheinbaum eligió el prestigioso foro del G7 para abogar por la cooperación internacional, la justicia económica y la defensa de los derechos de los migrantes, temas de vital importancia no solo para la región latinoamericana, sino para todo el sur global.
La propuesta de Sheinbaum de convocar una "Cumbre Mundial por el Bienestar Económico", si bien no obtuvo una respuesta inmediata, plantó una semilla de esperanza y dejó en claro la firme intención de México de impulsar un multilateralismo más incluyente, donde las voces de todas las naciones, grandes y pequeñas, sean escuchadas y consideradas. Asimismo, su postura firme en la defensa de los derechos de los migrantes en Estados Unidos, denunciando la discriminación y los operativos de deportación, resonó con fuerza y valentía, demostrando un liderazgo claro y una voz propia en la defensa de los derechos humanos.
Aunque la esperada reunión bilateral con Donald Trump no se materializó debido a la salida anticipada del ex-presidente estadounidense, Sheinbaum supo capitalizar su presencia en la cumbre para fortalecer los lazos con otros actores clave del panorama internacional, como Canadá, India, Alemania, la Unión Europea, Brasil, Corea del Sur y Sudáfrica. En particular, su encuentro con el primer ministro Carney sentó las bases para una alianza estratégica en áreas cruciales como la inversión, la movilidad laboral y la modernización del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La icónica imagen de Sheinbaum en la primera fila de la "foto de familia" del G7 simboliza el regreso de México a los grandes foros globales. Sin embargo, el verdadero desafío reside ahora en traducir ese capital diplomático en resultados tangibles: inversiones que generen empleos, acuerdos comerciales que impulsen el crecimiento económico y una posición sólida y estratégica de cara a la revisión del T-MEC en 2026. La cumbre del G7 marcó el inicio de una nueva etapa para México, una etapa en la que el país no solo busca estar presente, sino influir activamente en las decisiones que definirán el futuro del mundo. Este es un momento crucial para el país, un momento de oportunidades y responsabilidades compartidas en la construcción de un mundo más justo, equitativo y sostenible. La participación de Sheinbaum en el G7 es un paso firme en esa dirección.
Fuente: El Heraldo de México