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24 de junio de 2025 a las 02:30

¡Prepárate Torreón! Graduaciones tras las rejas.

En Torreón, un innovador programa de reinserción social está cambiando la vida de personas detenidas en el centro de detención temporal. A través de un convenio con la Universidad Insunte, el Centro de Justicia Municipal ofrece la posibilidad de cursar la preparatoria abierta y obtener su certificado, independientemente de su situación legal. Imaginen, en un lugar donde la libertad es restringida, se abre una ventana de oportunidad, una puerta hacia un futuro mejor a través de la educación.

Este programa, que ya ha visto graduarse a tres generaciones y se prepara para celebrar la cuarta en julio con 22 nuevos egresados, no se limita a ofrecer un certificado. Se trata de una verdadera apuesta por la reinserción social, brindando herramientas que empoderan a los participantes y les permiten construir un camino diferente. La directora del Centro de Justicia Municipal, Marta Rodríguez Romero, lo define como una "herramienta de prevención social que cambia vidas". Y no es para menos, pues la educación se convierte en un faro de esperanza en medio de la vulnerabilidad social y legal.

El proceso comienza con un "tamizaje", un diagnóstico que identifica las necesidades educativas, los riesgos de reincidencia y los factores sociales de cada detenido. Con esta información, el juez cívico puede ofrecer, de manera voluntaria, la posibilidad de participar en estudios académicos, talleres o labores comunitarias como alternativa a las sanciones. Este enfoque personalizado, que considera las circunstancias individuales de cada persona, es fundamental para el éxito del programa. No se trata simplemente de castigar, sino de comprender y ofrecer alternativas que permitan la reintegración.

La mayoría de los participantes son detectados durante su detención temporal. Muchos de ellos, como explica Rodríguez, no pudieron terminar la preparatoria debido a situaciones personales difíciles. Ahora, en este espacio de reclusión, encuentran una oportunidad que creían perdida, una segunda oportunidad para retomar sus estudios y construir un futuro más prometedor. Piensen en la fuerza de voluntad que implica embarcarse en un proceso educativo en un contexto de privación de libertad. Es un testimonio de la capacidad de superación del ser humano y del poder transformador de la educación.

El convenio con la Universidad Insunte no se limita a la preparatoria abierta. Abre también las puertas a la educación universitaria, y algunos egresados ya han comenzado sus estudios profesionales. Con el respaldo de siete universidades que ofrecen becas y alternativas académicas adaptadas a sus circunstancias, los participantes tienen la posibilidad de continuar su formación y acceder a mejores oportunidades laborales.

El éxito del programa radica, en gran medida, en el seguimiento que se realiza a los egresados. Se evalúa su progreso, se verifica si continúan sus estudios o han conseguido mejores empleos. Este acompañamiento continuo es crucial para asegurar una verdadera reintegración social y evitar la reincidencia. No se trata solo de entregar un certificado, sino de brindar un apoyo integral que les permita a los participantes construir una vida plena y alejada de la delincuencia.

Este modelo, pionero en Torreón, permite además permutar horas de arresto por la participación en actividades como talleres, terapias, servicio comunitario o, por supuesto, estudios, siempre de forma voluntaria. De esta manera, el castigo se transforma en una oportunidad de crecimiento personal y desarrollo. Se pasa de un enfoque punitivo a uno restaurativo, que busca la reintegración del individuo a la sociedad.

En definitiva, el programa de reinserción social del Centro de Justicia Municipal de Torreón, en colaboración con la Universidad Insunte, es un ejemplo inspirador de cómo la educación puede transformar vidas y construir un futuro más justo e inclusivo. Es una apuesta por el potencial de cada persona, una demostración de que nunca es tarde para aprender y que, incluso en las circunstancias más adversas, la educación puede ser la llave que abre la puerta a una segunda oportunidad.

Fuente: El Heraldo de México