
24 de junio de 2025 a las 02:30
Descubre el Marte Mexicano
Zimapán, un tesoro escondido en el corazón de Hidalgo, se revela como un destino mágico que cautiva los sentidos y transporta a sus visitantes a escenarios de ensueño, sin necesidad de vaciar la cartera. Mucho más que un simple "pueblo mágico", Zimapán es un crisol de historia, naturaleza y cultura que espera ser descubierto. Imagine caminar por calles impregnadas de la historia de otomíes, quinamíes, olmecas y nahoas, susurros del pasado que resuenan en cada piedra y en cada rincón de este encantador lugar. Desde la época prehispánica, pasando por la conquista española, la Independencia y la Revolución, Zimapán ha sido testigo silencioso del devenir de México, acumulando un legado histórico que se respira en cada una de sus calles.
La majestuosidad de "El Vigilante", un imponente monolito rodeado de cajetes prehispánicos, vigila el paisaje como un guardián ancestral. Desde su cima, la vista panorámica del Cañón del Infiernillo y la serena belleza de la presa crean una postal imborrable en la memoria de quienes se atreven a contemplar su grandeza. Y si buscamos una experiencia que revitalice el cuerpo y el alma, las Grutas de Xhahjá nos esperan con sus aguas termales cristalinas, una invitación a sumergirse en un oasis de bienestar donde la temperatura del agua, que alcanza los 40 grados, acaricia la piel y relaja los músculos. Un paseo en lancha hacia la cascada culmina esta experiencia, ofreciendo una conexión profunda con la naturaleza en su estado más puro.
La riqueza cultural de Zimapán no se limita a su historia prehispánica. La huella colonial se manifiesta con orgullo en la Parroquia de San Juan Bautista, una joya arquitectónica barroca que destaca en la Sierra Gorda con su elegante diseño y la riqueza de sus detalles. Recorrer sus calles, llenas de color y vida, es una experiencia que alimenta el espíritu y nos conecta con el alma vibrante de este pueblo mágico.
Pero la aventura no termina en Zimapán. A poca distancia, dos maravillas naturales nos invitan a prolongar la experiencia: el Parque Nacional Los Mármoles, un paraíso geológico de imponentes formaciones rocosas, y las Dunas Rojas de Pacula, un paisaje surrealista que nos transporta a otro planeta. El intenso color rojo de estas dunas, producto de la alta concentración de óxido de hierro y laterita, crea un espectáculo visual único que desafía la imaginación. Fotografiarse en este "Planeta Rojo" se convierte en una experiencia obligada, un recuerdo tangible de un viaje a un mundo de fantasía.
Llegar a Zimapán es fácil y accesible. Para aquellos que viajan en automóvil desde la Ciudad de México, la carretera México-Querétaro (57) ofrece una ruta cómoda y directa, con un desvío en Tula que conecta con la carretera Querétaro-Zimapán. El viaje, de aproximadamente tres horas, permite disfrutar del paisaje cambiante a lo largo del camino. Si prefieres el transporte público, la Central del Norte de la Ciudad de México ofrece rutas directas a Zimapán, con un trayecto de poco más de cuatro horas. Sea cual sea la opción elegida, la promesa de una experiencia inolvidable en Zimapán hace que el viaje valga la pena.
Zimapán no es solo un destino turístico; es una invitación a conectar con la historia, la naturaleza y la cultura de México. Un lugar donde el tiempo parece detenerse y donde la magia se respira en cada rincón. Un tesoro escondido que espera ser descubierto por aquellos que buscan una experiencia auténtica y enriquecedora.
Fuente: El Heraldo de México