
23 de junio de 2025 a las 23:50
Crimen pasional: ¿Venganza mortal?
Un velo de misterio envuelve la trágica muerte del joven bioquímico Jairo Retamozo, hallado sin vida en un céntrico edificio de Cochabamba el pasado 20 de junio. La escena, marcada por la violencia, presentaba a Jairo con múltiples heridas de arma blanca y a su expareja, la abogada Luz Terceros, también con lesiones significativas. La detención de Luz ha desatado una tormenta de versiones contradictorias, convirtiendo el caso en un intrincado rompecabezas para las autoridades bolivianas.
Mientras la familia de Luz clama que la joven actuó en defensa propia ante un intento de feminicidio, la familia de Jairo sostiene con firmeza que el joven fue víctima de un asesinato a sangre fría. Dos narrativas opuestas que dibujan escenarios diametralmente distintos y que exigen una exhaustiva investigación para discernir la verdad.
La defensa de Luz ha construido su argumento en torno a la premisa de la autodefensa. Aseguran que Luz acudió al departamento, donde anteriormente convivía con Jairo, con el único propósito de recoger sus pertenencias. Un temor palpable, expresado en mensajes a su madre, anticipaba el trágico desenlace. La abogada de Luz describe las casi cuarenta heridas que presenta la joven, especialmente en el cuello, como prueba irrefutable de un forcejeo defensivo. La gravedad de las lesiones, incluyendo una perforación intestinal que requirió intervención quirúrgica, refuerza la hipótesis de una lucha desesperada por sobrevivir. El hecho de que sus pertenencias estuvieran listas para ser recogidas se presenta como un elemento clave que respalda la versión de una visita breve y sin intenciones violentas.
En el otro extremo, la familia de Jairo desmiente categóricamente la versión de la defensa. Describen a Jairo como un joven pacífico, respetuoso y ajeno a cualquier tipo de violencia. Amigos y colegas se suman al testimonio, pintando el retrato de un profesional prometedor, con una maestría concluida y un futuro brillante, imposible de asociar con actos violentos. Su madre, con el corazón destrozado, busca respuestas ante la tragedia que le arrebató a su hijo. Insiste en que Jairo buscaba terminar la relación y que nunca antes había sido denunciado por violencia. Las heridas en las manos del joven, argumentan, son la evidencia de un intento desesperado por defenderse del ataque.
El silencio de las autoridades, por el momento, sólo alimenta la incertidumbre. La investigación en curso se aferra a la esperanza de que los peritajes forenses y las grabaciones de las cámaras de seguridad del edificio puedan arrojar luz sobre lo ocurrido. ¿Fue Luz víctima de un ataque brutal o la autora del crimen? La respuesta permanece oculta tras un manto de interrogantes, mientras las familias de ambos jóvenes, sumidas en el dolor, exigen justicia y verdad. El caso de Jairo Retamozo y Luz Terceros se convierte en un recordatorio de la complejidad de las relaciones humanas y la fragilidad de la vida. Un drama que conmociona a la sociedad boliviana y que espera un pronto esclarecimiento. ¿Qué sucedió realmente en aquel departamento? La verdad, aún esquiva, se busca con ahínco en medio de un laberinto de hipótesis y dolor.
Fuente: El Heraldo de México