
24 de junio de 2025 a las 01:10
Cocodrilo ataca niño en Madero: ¡Ya van 38!
La temporada de lluvias, tan esperada por muchos, ha traído consigo una amenaza silenciosa que se desliza entre las aguas turbias que inundan las calles de Ciudad Madero: los cocodrilos. El reciente ataque a un menor en la colonia Sahop, mientras jugaba inocentemente en las aguas estancadas, ha encendido las alarmas y nos recuerda la vulnerable convivencia que mantenemos con la naturaleza, incluso en el corazón de la urbe. La imagen del pequeño, trasladado al Hospital de Madero con una mordedura en la pierna, nos conmueve y nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la prevención y la responsabilidad ciudadana.
Si bien el director de Protección Civil, Ricardo Aguirre, nos asegura que la vida del niño no corre peligro, la situación dista mucho de ser tranquilizadora. La captura de 38 ejemplares en los últimos días, una cifra alarmante, pinta un panorama complejo y nos obliga a preguntarnos: ¿qué está sucediendo? La respuesta, como suele ocurrir en estos casos, apunta a la alteración del equilibrio natural. El incremento del caudal de ríos y lagunas, producto de las intensas lluvias, ha desplazado a estos imponentes reptiles de su hábitat, obligándolos a buscar refugio y alimento en zonas urbanas, cada vez más cercanas a la población.
Imaginen la escena: la corriente arrastra consigo a estos animales, poderosos y desorientados, hacia calles y colonias, convirtiendo el paisaje urbano en un territorio desconocido y potencialmente peligroso. La colonia Ampliación de la Unidad Nacional, con un cocodrilo aún sin capturar, se suma a la lista de zonas bajo vigilancia, un recordatorio constante de la amenaza latente.
El llamado de Ricardo Aguirre a la ciudadanía es contundente y no debe tomarse a la ligera: "Eviten caminar o jugar en zonas inundadas". Una advertencia que resuena con la fuerza de la experiencia, con el peso de la realidad que nos golpea. No se trata de un simple capricho de las autoridades, sino de una medida vital para proteger la integridad de todos, especialmente de los más pequeños, quienes, por su naturaleza curiosa e intrépida, son los más vulnerables ante este tipo de situaciones.
El cocodrilo de pantano, ese gigante de hasta cuatro metros de largo, se convierte en un vecino incómodo, una presencia imponente que nos recuerda la fuerza de la naturaleza y la fragilidad de nuestra existencia. Aunque los ataques a humanos no son frecuentes, la posibilidad siempre está latente, como una sombra que acecha en las aguas oscuras.
Ante este escenario, las autoridades locales se han movilizado con operativos de captura y reubicación, una tarea titánica que requiere de pericia y coordinación. Brigadas de Protección Civil y expertos en manejo de fauna trabajan sin descanso, monitoreando las zonas críticas de la ciudad, en una carrera contra el tiempo para garantizar la seguridad de todos.
La situación en Ciudad Madero nos invita a la reflexión. Más allá de la alarma y la preocupación, debemos entender que este fenómeno es una consecuencia directa de nuestras acciones sobre el medio ambiente. La urbanización descontrolada, la invasión de los hábitats naturales y el cambio climático son factores que contribuyen a este tipo de situaciones, poniendo en riesgo tanto a la población humana como a la fauna silvestre. Es momento de asumir nuestra responsabilidad y trabajar en conjunto para construir un futuro donde la convivencia con la naturaleza sea posible, sin poner en peligro la vida de nadie.
Fuente: El Heraldo de México